Convivencia íntima, muy íntima: extractivismos y desarrollos
Las alternativas al extractivismo sólo son posibles como alternativas al desarrollo
La columna de presentación de PostDesarrollo en La Mula
El extractivismo se ha convertido en uno de los principales factores de presión sobre el ambiente y las comunidades en América del Sur. Su relevancia, y en particular sus articulaciones con las economías y políticas nacionales, obliga a reconocer que cualquier discusión sobre el extractivismo será incompleta sino aborda la temática del desarrollo. O, apelando a otras palabras, cualquier alternativa a ese tipo de apropiación de recursos naturales exige rediscutir las estrategias de desarrollo. Desarrollo y extractivismo están íntimamente vinculados.
En efecto, existe una estrecha relación entre esos modos de apropiación de la Naturaleza y las variedades de desarrollo observadas en América del Sur. Las actividades mineras, petroleras o agrícola intensivas, las que son los ejemplos más conocidos del extractivismo, aseguran los pilares económicos en varios países, determinan su inserción en las redes de comercio global, y la obsesión con asegurarlas redefine las políticas internas en muchos otros campos. Si bien se observan distintas variedades de desarrollo en América del Sur, en todos ellos se ha generado una convivencia íntima con el extractivismo.
Tal vez esa intimidad sea particularmente intensa con sectores como el minero o petrolero, por los dineros en juego. Pero por cierto otro tanto se vive en ámbitos como la agricultura.
Es así que, más allá de los sectores que empujan la marcha de las economías, el debate de fondo más tarde o más temprano termina en las ideas sobre los desarrollos. Es justamente ese tipo de vinculaciones las que se discutirán en este blog, y por ello es apropiado presentarlas en este primar aporte.
Además, es un tema de creciente visibilidad en Perú. Esto se observa tanto en el campo político partidario formal, pero también en las expresiones de la sociedad civil. No puede ser de otra manera, ya que muchas expresiones concretas del desarrollo generan severos impactos sociales y ambientales, y terminan alimentando conflictos como única salida ante el fracaso de la institucionalidad y política formales. Se pueden enumerar muchos ejemplos de todo esto en Perú, pero dinámicas muy similares se observan en todos los demás países sudamericanos.
La novedad es que en muchos sitios el debate está madurando, y avanza más allá de cada caso específico, y se pasa a considerar alternativas a las ideas del desarrollo convencional. Esto es necesario para que esas alternativas ya no dependan del extractivismo, ni que vuelvan a caer en medidas convencionales. De esta manera, las alternativas al extractivismo también deben ser alternativas al desarrollo.
Ese tipo de abordaje es el que se propone en este blog. Y es una mirada que está más cerca de lo que se cree. Por ejemplo, en las últimas semanas se ha repetido desde el gobierno la necesidad de inversiones como las de minas Conga. Allí regresan ideas ya conocidas, tales como la necesidad de proteger las inversiones, especialmente en minería, ya que ellas permitirán incrementar las exportaciones, esto alimenta el crecimiento económico, y desde allí se derramarían beneficios en empleo y calidad de vida para todos.
El encadenamiento de estas ideas puede resumirse en una sucesión de eventos:
inversiones > minería > exportaciones > crecimiento económico > bienestar
Pero esto es mucho más que un encadenamiento de medidas o acciones. Allí se expresan ideas sobre cuál es el contenido del desarrollo, cuáles son sus objetivos, cómo lograrlos, cuáles son las instituciones que lo llevan a la práctica, y cuáles son los discursos que lo defienden. No puede pasar desapercibido, por ejemplo, sostener que el bienestar sólo se logra desde el crecimiento económico.
Son esas las tareas del “postdesarrollo” en su sentido estricto. Es una herramienta para el análisis crítico de los desarrollos (en plural) y sus expresiones. El caso del extractivismo muestra la profundidad con la cual se ha arraigado la creencia en un desarrollo basado en el crecimiento económico, lo que obliga a utilizar una herramienta radical: el postdesarrollo. Es casi un bisturí que debe cortar las capas de creencias, mitos y exageraciones que explican la permanencia de los mitos del desarrollo. Es una herramienta que deconstruye esas posturas.
Este no es un esfuerzo que se contenta con acumular cuestionamientos, sino que lo hace con el propósito de alimentar alternativas a la propia idea de desarrollo. Son aspiraciones al cambio, a un futuro que no esté atrapado en las viejas bases conceptuales, y por lo tanto están más allá de cualquiera de las variedades del desarrollo convencional. Como no es una tarea sencilla, se necesita de sal y pimientos para avanzar. Ese es el propósito de esta columna.
Publicado el 27 de junio de 2013. Este es un espacio participativo; aportes, críticas y reacciones, escríbame a: postdesarrollo(arroba)gmail.com
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